Según una encuesta realizada por fotocasa.es, la eficiencia energética de la vivienda está en la cola de nuestras prioridades a la hora de elegir un inmueble. Sin embargo, las políticas del gobierno y de la Unión Europea corren en la dirección de conseguir viviendas más ecológicas.
Pero las polémicas que envuelven a la certificación energética de la vivienda en España no son pocas. La obligatoriedad o el desembolso económico que significa hacen que tenga muchos detractores. Sin embargo, en lo que concierne al mercado residencial, disponer de una vivienda eficiente se traduce en ventajas para los propietarios. Por ello, en este reportaje os explicamos 5 razones por los que hacer eficiente nuestra vivienda.
1. Aumentarás el valor de tu vivienda
El relativamente elevado precio de los paneles solares, de los aislamientos, de la iluminación de bajo consumo, de la climatización o de cualquier otro sistema que nos permita hacer más eficiente una vivienda suele frenar a muchos propietarios a la hora de tomar la decisión de volverse “verdes”.
Sin embargo, el creciente interés y concienciación de muchos futuros compradores sobre la eficiencia energética provocará que en pocos años cualquier vivienda que cumpla con unos mínimos de eficiencia destaque en un mercado repleto de oferta.
2. El ahorro de energía significa ahorro de dinero
Aunque el desembolso inicial puede ser elevado, a medio plazo, la inversión en sistemas de eficiencia energética para el hogar es una fuente de ahorro, tanto de energía como de dinero.
Según la fundación “La casa que ahorra”, compuesta por empresas especializadas en el sector de la construcción, los estudios más actuales sobre eficiencia energética en edificios demuestran que alcanzar los niveles más básicos de certificación incrementaría los costes de construcción un 2-3% en relación a un edificio convencional. Promover un edificio más verde (que obtenga uno de los mayores estándares de certificación) es probable que añada entre un 5% y un 7,5% a los costes de construcción. Si quisiéramos ir más allá y conseguir un edificio con “Cero Emisiones”, se incurriría en una prima de coste de construcción un 12% más alta.
No obstante, una casa que se aproxima a una buena eficiencia energética es capaz de consumir hasta un 90% menos de energía, con el consiguiente ahorro en las facturas que eso supondría para los propietarios.
Por ejemplo, y según la “Guía Práctica de la Energía en la Rehabilitación de Edificios” del Instituto para Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una rehabilitación térmica media, considerando el coste total de la obra y del aislamiento, se puede amortizar en un plazo de 5 a 7 años. Teniendo en cuenta la larga vida del aislamiento, se podrá ahorrar en ese periodo de 8 a 9 veces más de lo que costó toda la rehabilitación.
Aunque siempre será necesario un estudio específico para cada vivienda, según el estudio Rehenergía realizado por el Instituto Cerdá en 2008, los porcentajes de reducción del gasto total, según el tipo de intervención, son aproximadamente los siguientes:
-Mejora del aislamiento de fachadas: 5 a 16% de ahorro.
-Mejora del aislamiento de cubiertas: 4 a 14% de ahorro.
-Mejora de ventanas y vidrios: 3 a 10% de ahorro.
-Aplicación de paneles solares para producción de agua caliente: 15 a 30% de ahorro.
-Cambio a lámparas de bajo consumo: 3 a 8% de ahorro.
3. Las viviendas verdes duran más
Aparte de procurar un ahorro en las facturas, las medidas encaminadas a reducir la demanda energética tienen una vida útil más larga que las que se centran exclusivamente en la eficiencia de las instalaciones. El primer objetivo es reducir la demanda energética y después aumentar la eficiencia de las instalaciones.
4. Preservar el entorno
Según los últimos datos del grupo consultor de ingeniería y servicios energéticos Euroconsult, toda la energía consumida en España en un año supera los 44.000 millones de euros de coste, de los que alrededor del 30% procede del interior de los edificios. Pero para Euroconsult este gasto se podría reducir al menos en una cuarta parte simplemente vigilando en tiempo real los picos de consumo de una infraestructura minimizando así su factura energética final.
Sin embargo, vivir en un edificio eficiente implica algo más que poner algunos paneles solares en la azotea y controlar los gastos. Una vivienda sostenible también aspira a tener el menor impacto posible en el medio ambiente. Aunque no se trata de un beneficio tan inmediato como el económico, un menor consumo energético también significa una menor contaminación y, por tanto, un entorno más saludable para las personas.
5. Menor dependencia energética
Según los últimos datos disponibles de la Agencia Estadística Europea Eurostat, la tasa de dependencia energética de la Unión Europea fue del 54% en 2011, cifra que se mantiene prácticamente estable desde 2008. En España, sin embargo, esa tasa de dependencia alcanzó el 76,4%, 22 puntos por encima de la media europea.
Una mayor concienciación ciudadana, empresarial y de las administraciones en lo referente a la eficiencia energética también tiene repercusiones beneficiosas en el medio largo plazo, ya que nos hace menos dependientes de la energía que llega del exterior y también mejora la competitividad de las empresas.
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