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13/10/14

7 factores emocionales que impulsan la compra de vivienda

Según pisos.com, artículo de C. García Pando, del 8 de actubre de 2014: La importancia del inconsciente es realmente el factor decisivo.

¿Cuántas decisiones tomamos realmente con el inconsciente? 


Aunque parezca que al comprar una casa lo que más importa es la localización, el número de habitaciones o los metros cuadrados… las emociones son el factor clave que nos empuja a decidir. “Las decisiones basadas en factores estrictamente racionales constituyen una minoría”, afirma Susana Martínez-Conde, neurocientífica gallega.


“Ahora no solo estoy buscando una vivienda para vivir que esté bien situada, sino que al ver las fotografías por los portales inmobiliarios o al visitar la casa me llame la atención de alguna forma y me invite a vivir en ella”, confiesa Paula G., una joven publicista de 28 años que busca independizarse. En su decisión intervienen muchos aspectos personales, como sus preferencias en la decoración, orientación, distribución y estilo de vida. 


Los siete aspectos emocionales más importantes que pueden influir a la hora de elegir vivienda son:


1. Enamorarse de la vivienda

Cuando se visita una casa buscando un futuro hogar, no solo tienen importancia sus metros cuadrados útiles, los dormitorios y baños, su situación o si está cerca del metro o del supermercado… Sino el que consiga que al comprador le encante, por su aspecto, porque le recuerda a su infancia o tiene alguna característica que le encandile. Amaya A., una empresaria de 34 años acaba de dejar el alquiler y meterse en la hipoteca de nueva casa, desvela lo que le enamoró: “Además del espacio, lo más me impactó fue la luz natural. Es un primero exterior con siete ventanas a la calle, lo que inunda la casa de luz”.

No obstante, no solo hay que fiarse de este ‘flechazo’ sentimental, sino tener en cuenta los aspectos prácticos de la vivienda. El empresario estadounidense de origen judío y experto en marketing Seth Godin advierte en su blog que enamorarse de la vivienda es la peor razón para guiarse para realizar la inversión más importante de la vida.


2. La edad

Hay momentos clave en la vida que ‘obligan’ a realizar cambios: uno de ellos puede ser acercarse a la treintena y todavía no haberse emancipado del nido familiar. “Cuando todos tus amigos y entorno empiezan a meterse en una hipoteca o a buscarse una casa de alquiler, te influye mucho a la hora de decidir dar el paso”, comenta Álvaro S., un joven de 30 años que aún vive en casa de sus padres y busca un piso. “Un factor muy importante es el ambiente y presión social a nuestro alrededor. Solemos intentar comportarnos de una forma que percibimos que se adapta a la normativa”, explica Martínez-Conde, también autora del libro ‘Los engaños de la mente: cómo los trucos de magia desvelan el funcionamiento del cerebro’, publicado por Destino (2012).

Por el otro extremo, también la edad impone una fecha límite para contratar una hipoteca, pues al acercarse a los 50 cada vez es más difícil pedir una hipoteca y que el banco te la conceda con una cuota no demasiado elevada y con un plazo de amortización de 20 a 30 años.

3. Formar una familia

Dar un paso más y consolidar una relación sentimental siempre es una razón para buscar asentarse en un vivienda por largo tiempo, por lo que la compra de la misma es la mejor opción. La proyección de una futura familia hace que sea un motivo de peso también para elegir qué tipo de vivienda comprar. “Se pretende que la primera casa sea la única y normalmente se intenta adquirir una casa con una superficie mayor de la que se necesita por una posible extensión de unidad familiar”, señala Mª Ángeles González, coach financiera.

4. Técnicas (poco profesionales) del vendedor

“Hay muchas personas detrás de este piso”. El juego psicológico que pueden utilizar algunos vendedores para convencer al posible comprador en ocasiones suele ser bastante eficaz… Hacerles creer que hay un montón de postores tras la vivienda, quitar el cartel de ‘Se vende’ de la ventana para darles la sensación de que se ha vendido y luego volver a ponerlo… son algunas de la técnicas (poco profesionales) que inciden en las emociones para lograr vender cuanto antes y sacarle al comprador las mejores condiciones.

“Justo antes de elegir mi vivienda, estuve viendo otra que me tenía encantada”, cuenta Amaya, “los propietarios me dijeron que estaba casi vendida y no me invitaron ni a verla para darme a entender que no había nada que hacer, pero dos días después me llamaron ofreciéndomela… pero la deseché”, explica, “la verdad es que no me gustó sentirme engañada“. “Nuestro cerebro, ayudado por las emociones que posiblemente el vendedor haya conseguido suscitar, muchas veces se encarga de suprimir el resto”, explica Susana Martínez-Conde, “como en un truco de magia, donde el cerebro es el mayor cómplice del mago”.

5. Primera impresión

La intuición y lo cómodo que te sientas en una vivienda casi lo es todo. “Si hay algo que no nos convence, aunque no sepamos exactamente el por qué, puede indicar un aspecto negativo objetivo que todavía no hemos llegado a elucidar, pero que está presente. Por ejemplo, un piso que reciba excesivo ruido de la calle puede hacer que nos sintamos estresados al visitarlo, aún sin saber la razón”, explica la neurocientífica.

Por eso, importa mucho el primer impacto que cause en el comprador y es importante presentarla ante las visitas bien decorada, reformada y si es posible con un buen asesoramiento de home staging. ¡Un buen aspecto importa! “El factor emocional es determinante. Si ves una casa pintada y arreglada y otra que parece vieja, aunque luego una valga más que otra en el momento de la tasación, siempre convencerá más la primera”, González.

6. Urgencia por divorcio

La urgencia desencadena muchas decisiones. La situación personal en caso de divorcios, traslados temporales por trabajo, querer dejar un alquiler, el fallecimiento de algún familiar u otras situaciones de estrés implican que no se piense mucho a la hora de comprar. “La urgencia provoca que aunque no se esté convencido se mude a la primera casa que le convenza un poco, porque no encuentra nada mejor“, señala González.

7. Confianza en el futuro del sector

La confianza en el mercado es una baza que hace oscilar las compras y los precios del mercado. Si los potenciales compradores tienen la sensación de que están subiendo los precios de la vivienda, se sentirán más animados a comprar y viceversa, sobre todo, un comprador que tenga perfil de inversor. No obstante, los ciudadanos de a pie que necesitan una vivienda no están pendiente de este tipo e movimientos. “El mercado solamente rompe cuando la financiación se pone fuera del alcance de la demanda y comprar una casa supone una tasa de esfuerzo de más de 10 años del salario bruto anual está fuera de mercado”, concluye la coach financiera.


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